Los expertos proponen un plan de acción para convertir el viejo sector de la construcción en un potente ámbito de la rehabilitación. De esta forma se daría trabajo a unas 110.000 personas . Este paso requiere cambiar la legislación y dar un valor a las emisiones de CO2 evitadas . Este es un estracto del artículo de Antonio Cerrillo en La Vanguardia.
Un estudio en el que ha participado la Universitat Politècnica de Catalunya ha lanzado una propuesta para acabar con el derroche energético en las viviendas y modernizar, de paso, el desfasado sector de la construcción, para adaptarlo a la nueva necesidades. El informe juzga necesario que se lleve a cabo la adaptación energética para 10 millones de viviendas los próximos 40 años y propone una acción más inmediata para rehabilitar 2,6 millones de viviendas de aquí al 2020 para evitar el malgasto de energía.
Albert Cuchí –uno de los autores– estima que la adaptación de estas viviendas permitiría una reducción del 80% de las emisiones domésticas en el horizonte del 2050, en línea con los planteamientos del futuro acuerdo mundial contra el cambio climático.
Las soluciones incluyen un hiperaislamiento de los edificios, la sustitución de calderas por otra más eficientes, la instalación de sistemas de ventilación con recuperación de calor (con estándares europeos) y la colocación de paneles solares para más de la mitad del agua caliente de la casa. Las reformas deberían iniciarse en las casas con más bajos estándares de ahorro energético.
«El gran problema ahora es que España carece de un sistema de certificación energética para las viviendas existentes, pues éste sólo existe para las nuevas edificaciones y las grandes rehabilitaciones», se lamenta Albert Cuchí, «para quien no estamos a la altura de lo que nos exige Europa». La certificación energética es una necesidad, pues sirve para informar al usuario de la vivienda de las emisiones asociadas al uso normal de la vivienda (válido para el que la compra o el que la alquila).